El GREC empezó a trabajar en la prisión de Palma en 1997, a partir de una experiencia con voluntarios que trabajaban con los jóvenes internos en el centro. Gracias a esta experiencia se comprobó la necesidad de apoyo socioeducativo que tenían los jóvenes (y el resto de internos/as) para mejorar sus posibilidades de reinserción personal, social y laboral.
Desde entonces, se puso en marcha la intervención profesional en prisión que se ha mantenido hasta la actualidad en todos los módulos del centro: mujeres y hombres.
Durante mucho tiempo se mantuvo un trabajo específico en el módulo donde están los jóvenes hasta 25 años, ya que tanto la experiencia como nuestra metodología nos llevaron a defender siempre la necesidad de intervenir de una forma especializada con el colectivo de jóvenes. Este trabajo especializado abarcaba diferentes tipos de acciones: intervención individual, grupos de preparación, actividades “comunitarias dentro del módulo” y hasta un taller prelaboral diario donde se aprendía a trabajar con el papel de manera artesanal.
Además de las dificultades propias que supone el paso por prisión para volver a la comunidad (aprendizaje de valores antisociales, etiquetaje, fomento de conductas adictivas y disfuncionales, pérdida de relaciones de apoyo, etc), los jóvenes presentan una serie de características propias que les hacen especialmente vulnerables y con necesidad de una atención específica: etapa vital, falta de perfil formativo/laboral, experimentación de conductas de riesgo, creación de identidad propia, falta de motivación hacia objetivos socialmente valorados, intolerancia a la frustración, capacidad de aprendizaje, etc.
Todo el programa orientado a los jóvenes tuvo que interrumpirse por motivos presupuestarios en el año 2012. Sin embargo, por parte del GREC siempre se mantuvo el objetivo de recuperar este trabajo y seguir dando respuesta a una necesidad socioeducativa que quedaba descubierta.
En 2017, gracias al apoyo del Pla d’Addicció de les Illes Balears (PADIB), y posteriormente en 2018 del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social y de la Conselleria de Serveis Socials i Cooperació del Govern de les Illes Balears, pudimos volver a poner en marcha el programa de atención a jóvenes internos en el centro penitenciario.
Este programa supone la dedicación de un educador en exclusiva para los jóvenes del centro penitenciario.
Actualmente este programa nos permite trabajar de manera continuada y especializada con todos los jóvenes del módulo: el educador tiene una presencia diaria en el módulo, observando las necesidades tanto individuales como grupales y de la propia “comunidad” que supone la convivencia en el propio módulo. A partir de este diagnóstico de primera mano y de la colaboración con los profesionales penitenciarios, se van desarrollando las actividades educativas que se valoran mas necesarias para mejorar sus oportunidades de reinserción, poniendo el foco siempre en la gran cantidad de potencialidades y capacidades que tienen nuestros jóvenes.
Tenemos un taller prelaboral de artesanía dentro del propio módulo que se lleva a cabo 2-3 veces por semana donde se elaboran artículos de cuero, como medio para aprender hábitos y competencias personales, de relación y profesionales. Para los chicos este taller supone una rutina positiva, donde aprenden con práctica y trabajo en grupo.
Por otra parte se van planteando actividades de desarrollo personal, relacional, competencial… según las necesidades del colectivo: taller de capacitación laboral, actividades de ocio positivas (malabares, deporte, etc.), cine fórum y trabajo en valores, taller de música en grupo, taller artístico para trabajar la expresión emocional, taller sobre violencia de género para trabajar la toma de conciencia y cambio de actitudes y conductas machistas, etc.
Además, el educador está presente en el módulo cada día, acercándose y entablando relación con todos los chicos, atendiendo a cada uno según su momento, escuchando y gestionando sus demandas, orientando… y manteniendo un seguimiento individualizado y continuo con aquellos jóvenes que requieren de mayor atención para fomentar el proceso hacia el cambio.
Todo este trabajo dentro de un centro penitenciario cobra todo su sentido al complementarlo con la continuidad del acompañamiento durante la salida de prisión y su adaptación a la comunidad, un momento de especial vulnerabilidad. Así, el acompañamiento del GREC se mantiene fuera llevando a la práctica toda esa preparación y fortalecimiento que ofrece el programa del módulo de jóvenes.