Por una parte, hemos aprovechado este periodo de alarma para la elaboración de proyectos y documentación necesaria para el programa. En coordinación con el equipo técnico del centro penitenciario se está elaborando un proyecto para mejorar la intervención educativa con los jóvenes internos. Como parte de esta elaboración, el educador responsable ha llevado a cabo todo un proceso de recogida y análisis de teoría, documentos didácticos y experiencias previas de trabajo con este colectivo y dentro de este ámbito, que mejoran la calidad de la atención a los jóvenes, así como también nuestro perfil profesional y conocimientos técnicos.
También se ha podido realizar una memoria detallada del trabajo realizado hasta ahora, llegando a conclusiones y nuevas propuestas de mejora para continuar priorizando los objetivos que más responden a las necesidades reales de los usuarios y adaptando las estrategias de intervención a los que han resultado más efectivos.
Aunque no es posible realizar nuestra intervención directamente dentro del centro penitenciario, que se mantiene cerrado por motivos de seguridad sanitaria, seguimos en contacto con los jóvenes internos por escrito, utilizando la carta escrita a mano como medio de comunicación donde la tecnología no puede llegar. De esta manera, seguimos manteniendo el vínculo y la orientación educativa en estos tiempos tan atípicos que nos ha tocado vivir. De igual manera, el contacto con las familias se mantiene, ahora telemáticamente también, respondiendo a sus necesidades de apoyo y orientación.
Finalmente con el equipo del programa de acompañamiento hacia el empleo del GREC estamos trabajando para elaborar un proyecto conjunto y específico de atención a los jóvenes que pasan a este programa. Aprovechamos esta situación para no dejar de mejorar.