Qué lejos y que cerca queda todo. Ya hace casi tres meses desde que empezó toda esta crisis, que por una parte parece un “mal sueño”, y que por otra, es tan real…
Nos hemos tenido que ir reinventando casi día a día. Tuvimos que cambiar un gran número de dinámicas que teníamos en el centro, quizás la más importante, la que nunca habíamos valorado en su justa medida, la de ser libres de poder entrar y salir a la calle.
Madre mía, pensábamos, como confinar juntos a 8 adolescentes en un espacio reducido por un tiempo indeterminado y “sobrevivir” a ello. ¿Cómo flexibilizar lo suficiente la dinámica de la llar, nuestro día a día, para que no se vayan y pasen de todo?, ¿Cómo hacerles conscientes de estos momentos “históricos” que vivimos, cuando en su mayoría, piensan que esto no va con ellos y que no les afecta ni les afectará en nada?
De la noche a la mañana y casi por sorpresa, ya estamos volviendo todos a esas “rutinas” que tanto parecía que echábamos de menos. O a lo mejor no tanto…
Mirando hacia atrás, apenas hemos tenido conflictos, la convivencia entre todos ha sido muy buena, y la cordialidad ha estado presente. También ha habido momentos difíciles, donde el cansancio y el mal humor surgían donde menos lo esperabas, donde la irritación se apoderaba de alguno de nosotros y nos desbordaba, donde la incertidumbre del “cuando acabará todo esto” nos tiraba por tierra.
Hasta el momento los objetivos se han cumplido, seguimos todos, estamos bien, el centro sigue abierto, seguimos sonriendo intentando adivinar cómo será esa nueva “normalidad” de la que tanto se habla, intentando reencontrarnos con algunas dinámicas que habíamos dejado y descubriendo que ya no están y que probablemente no volverán a ser por lo menos durante un tiempo, tal y como las recordábamos.
¿Cuáles han sido las claves que nos han permitido “superar” esta prueba? Ahí van algunas palabras que quizá puedan resumir parte de lo que ha pasado: Paciencia, flexibilidad, sentido del humor, concienciación, superar los miedos, alegría, adaptación, creatividad, fuerza/fortaleza, sentido común, contar con “el otro”, franqueza, imaginación, más sentido del humor…
Creemos que esta experiencia nos ha unido a todos mucho más, adultos y jóvenes. Saber que el otro está ahí, mirándome furtivamente cuando no me doy cuenta, hace que no me sienta solo, que él tampoco se sienta solo, y nos da esperanza de que pase lo que pase, juntos podremos tirar hacia delante con lo que venga.